jueves, 30 de octubre de 2014

Memoria de palabras muertas


Quién decide que hoy sea noche
o que la sangre ingenua
sólo vea asombro en el costado hueco.
Quién decide la lágrima que falta.
Cansado de fabricar pájaros con el dolor
ya no creo en heridas
ni en lunas cortadas con hacha
ni en poetas que no gastaron un suicidio por amor.
Quién decide mi sombra.

Quiero ya dormir en los polos distantes que se invierten
en la rodilla de un poema con voz de profeta,
alejado de bocas
que vendimian por un racimo el vino de todos,
alejado de galaxias que reflejan y no crean.
Dónde está la eternidad con una rosa en la frente
para morir tantas veces
que no eche de menos la vida.
Demasiada soledad en la distancia que separa dos cuerpos.

Ser pecado en tu sonrisa
es cuanto recuerdo,
memoria de palabras muertas.




viernes, 24 de octubre de 2014

Inalcanzable simetría la de nuestros cuerpos



Inalcanzable simetría la de nuestros cuerpos
dices
erguida en la sombra
sin creer en la eternidad de una uva en mi boca.

Yo no siento tu miedo a la luz de otoño
luz que hermosa se abre sin pretexto,
quién dijo que eras ya invierno o ya noche
o ya tormenta en calma,
quién dijo que el sol no me golpea desde tus ojos
o que no quiera entre tus ascuas desnudarme,
quién dijo que amar se conjuga en futuro,
 o que la caricia en el trueno no duerme
después de saberme en tus manos
oscureciendo el deseo con tu voz interminable.

Aun lejana te aguardo
te aguardan mis años todos  
y los tuyos que temes por ser largos de almohada
te aguardo bajo el limonero ebrio de las horas que nos hablan
amando el silencio que levantaste a la palabra
silencio que se desprendió de tus labios
cuando soñaste calmar mi sed mientras negabas el alba.



lunes, 20 de octubre de 2014

Desde la locura


Quizá la locura haya muerto
aunque el pie se niegue a abandonar
los gemidos que consumimos en su huella,
pero qué nos ofrece el olvido                                   más allá de un paisaje sin sangre,
de latidos tenues incapaces de parir una hoguera
donde desgarrar el temor
que impide ser destino en otros labios.

Imagina que azul no es un color
sino el diálogo de tu desnudo
contando noches en la madrugada.
Acaso hay algo más bello
que la languidez de un cuerpo besado.

Imagina que azul no es horizonte
sino la emoción que cabe en una boca
sobre el pecho que encuentra y conoce.
Cuánto viento éramos
al principio de todos los verbos.

Sólo desde la locura
se guardan acacias en los bolsillos
para amar en su sombra.


jueves, 16 de octubre de 2014

Diálogo con las sillas


¡Sólo estoy en ti!
grité anoche con la voz recortando nubes
y nadie contestó,
quizá no había nadie en el otoño,
la casa estaba tan callada
que la intimidad hacía eco en mis hombros.
¡Qué extravío dialogar con las sillas!
Las palabras se acomodan en la madera
sin la curiosidad de un beso que sorprende,
sometidas al capricho de la nostalgia
cuando confiesa su debilidad por un vidrio
o por la inconsistencia de un rostro que inquieta.
El amor se deshiela escondido en la paciencia
y las goteras no invitan a tomar café.

¡Sólo estoy en ti! Grité anoche
y quizá no había nadie en el otoño
ni siquiera yo,
pero buscaba una almohada
para justificar la oscuridad.

A propósito de anoche
agité dos versos y tu nombre cayó en mis manos.



sábado, 11 de octubre de 2014

El valle que calla


 El amor carece de ángulos
de aristas que quiebren la longitud de un beso,
es hermoso en el sabor de un dedo que provoca
y batalla cuando el gemido se hace viento.
Apoyado en él, los mundos se desprenden
y el aliento rueda por el valle que calla
borrando las siluetas de tiza
que el tiempo nos olvidó en la espalda.
Perdona que hable de nosotros pero está lloviendo
y mi silencio te conoce.
Cierro los ojos y aguardo.

Los pájaros de la soledad no cantan
susurran tu nombre.



Fotografía: Klaus Kampert

miércoles, 8 de octubre de 2014

Deconstrucción del Big Bang




Me encontré el conocimiento tirado
como saliva que sobra de cualquier patria,
en su lucidez me hundo y no conozco mi frente
¡Hawking lo sabía y lo callaron!
Le han puesto la voz de un tele-operador
que me persiguió durante años para cambiar de móvil
pero ayer grité la palabra clave: ¡Big Bang!
y colgó.

Sí, el big bang no es el comienzo, fue el final.
¡Todos estamos muertos!
Somos el lamento de aquella expansión
el último sueño de otros hombres proyectado sobre el universo.
¡Qué cruel ser sólo un pensamiento ajeno!

Las emociones eran turbulencias de una idea
luz que no avanza,
no existimos en la mirada sin desorden
ni en la memoria que aún recuerda
ni en los labios que rezaron un te quiero a tu costado tibio.

En este respirar de cristal empañado
ámame, sueño sentido en sombras,
que la oscuridad me oculte donde he vivido.

lunes, 6 de octubre de 2014

La Liturgia del níspero



A veces pienso en incendiarme los ojos
con el rescoldo de una palabra,
o atragantarme con el hueso de un níspero.
También podría cortarme las uñas
con el filo opaco de mi tarjeta Black.

(¿Bukowski se las mordía o se las picoteaba el pájaro azul?)

Prefiero la liturgia del níspero
deleitarme con la turgencia de su carne madura
mientras leo poesía en la red
¡Cuántos peces ignorados!

(¿Los banqueros se las cortan o se las rescatan?)

El níspero se hace lluvia en mi garganta
y su dulzura me dispara a los labios
de alguien a quien amé tanto que ya olvidé.

(Whitman para amar las escondía en su barba)

El hueso se atraviesa y vomito:
“El capitalismo se derrumba aplastando a los necesitados”.
Aún no se sienten los ecos de la guillotina.
Distopía.
Huid de mí,
la muerte debe continuar.


sábado, 4 de octubre de 2014

La inutilidad de las estrellas fugaces


Podría amar desde cualquier viento,
desde el escándalo de tu mirada
que abriga los recuerdos
y los versos ausentes.
Podría amar en la elasticidad de un minuto
y sacar el amor de los relojes
para que el tiempo lo marque un roce
o el escorzo de una mano limpia
en las horas tardías del deseo.
Podría amar desde el niño inevitable que fui, y seré
cuando me extienda como una marea sin reposo
sobre la mujer que aguarda la luna
que perdió en aquellos labios.
Qué semejantes serán nuestros cuerpos
en ese seno acusado de indiferente
por entregar a plazos su espacio para los besos,
semejantes de soles nuestras mejillas
y almendros en flor encima de los diamantes,
semejantes de torso nuestros sueños
y azucenas en la carne triste de la nieve.
Qué inútil el esfuerzo de las estrellas fugaces.

Desde el punto de fuga de un mensaje inacabado
la soledad abandonará todas las respuestas
y olvidando el sarcasmo de un muslo contraído
gritarás: ¡Eres mi cuerpo semejante!
y yo gritaré: ¡Soy cuanto eres!
Quédate amor, quédate en mi boca
seas horizonte o suspiro
pósate en mis dedos redondos como nubes
y alarga el insomnio hasta el brillo último,
atrévete a mezclar versos en mi lengua
que en el vuelo de un cuerpo creciendo sobre sí mismo
yo podría amar.
Siempre amarte.