viernes, 5 de septiembre de 2014

Aún creo en unicornios


Hay hielo al otro lado de mis ojos,
y en ese jirón de luna que se sintió musgo
con la herida de tu nombre.
Mis manos ciegas buscan el delirio
que nace y muere en tus labios,
el delirio de esa colina de rosas
con los pechos turbados
por la nieve tibia de mis mejillas.
Y en este deambular por tu lluvia
aún creo en unicornios,
y que mi pie deja huellas en la tormenta
y que la madrugada tenía vocación de cielo
cuando me sorprendió siendo orilla en tu cintura.
Aún creo que en los filos del viento
se esconde el diálogo de una cama deshecha,
y que para la brisa que agita el cuello del cisne
el amor no habita en la desnudez de la almohada
sino en el rumor de tu sonrisa
cuando la sueño en mi boca.

Aún creo que amándote
aprendí a creer en unicornios.


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