lunes, 29 de septiembre de 2014

Desnudo de vida y lumbres


Qué difícil ser mar
o espejo que no encuentra.
Mi nombre está vacante
heredado por la tierra,
nadie me piensa, no dicen:
ese es quien no supo ser amado y amó.
Cómo añadir más noches a la noche
cuando eres olvido
ni siquiera frío
o espalda en las esquinas de esa niebla
donde la transparencia de las palabras es                                                                  [viento.
El infinito no existe
yo sólo he visto el caos de un limón
cortado en gajos que desconocen mi boca
y a veces una acera tan estrecha que ya no llora,
ese es mi lugar
lejos del murmullo que surge de un rostro,
desnudo de vida y lumbres,
en la soledad profunda de ese ángulo
donde no cabe la ausencia
ni el sonido a sangre de otro cuerpo.
Qué difícil ser ceniza
aunque nadie te respire
ni alce a tu lado un pensamiento vacío.
Yo tuve un suspiro o una tregua
y en sus labios ilimitados fui joven
tan joven que ya no quiero ser.
Qué mano amiga me mostrará el camino
del abismo que el pie rechaza
para convertirme en idea
o en destello
o en lagrima sobre un pecho triste.

Cuánto duele la cordura
en el intervalo oscuro de un parpadeo.


jueves, 25 de septiembre de 2014

Mis manos son anchas


Mis manos son anchas
tan anchas
que no las desborda la noche
ni los abismos de un cuerpo ajeno de luna.
Son manos antiguas
que aman el hueco que hiere de la rosa
o el mármol último del adiós
sin que nadie reclame su nombre.
Son extensas donde juega la boca que ya no es
y jóvenes como manzanas
sobre el pecho que la luz desconoce.
En ellas cabe la hendidura de un pensamiento oculto
y el eclipse de plata que nunca adornó tu cuello,
hay cañaverales con la voz tendida que busca
y un destino de cielo callado;
suyo es el aroma de los enebros
que me hablan de tu piel
desde la memoria que te imita.

Mis manos son anchas
tan anchas
que sólo las llenan tus manos.


domingo, 21 de septiembre de 2014

LATIDOS





Qué triste el borde de tus labios
para reflejar un viento.

Siempre respiras en el latido sin locura,
en el tacto del silencio
donde la mar es el escorzo de un codo que no desea.

Yo me desnudo y soy horizonte que crece
sueño que se erige en beso
sobre el rostro de quien amo o imagino.

Cuando el tiempo sea luz
abarcaré el olivo que no duerme
y sabiéndote en mi piel escucharás

¡Qué bello el borde de tus labios
cuando son los míos!

jueves, 11 de septiembre de 2014

Crines de caballos blancos como caballos



No hay distancia
en la yema del dedo que dibuja en mi pecho
crines de caballos blancos como caballos.
No hay distancia
en los vientos que no mienten
al cuello sin nombre de esa mujer
que amando ya en los tiempos amo,
y viviría en su lengua
o en su pluma que agita el verso
dejando en mi espalda madrugadas
con el sabor de esa piel invisible
que no entrega al deseo la dicha
de abrir la corteza seca de un seno
con el espejo de mis labios.
No hay distancia
si te abandonas al gozo de esa frente
que se apoya en el límite de un beso
para mostrarte que el amanecer es noche
cuando la voz no se quiebra.

No hay distancia entre nosotros 
sólo crines de caballos blancos como caballos. 

viernes, 5 de septiembre de 2014

Aún creo en unicornios


Hay hielo al otro lado de mis ojos,
y en ese jirón de luna que se sintió musgo
con la herida de tu nombre.
Mis manos ciegas buscan el delirio
que nace y muere en tus labios,
el delirio de esa colina de rosas
con los pechos turbados
por la nieve tibia de mis mejillas.
Y en este deambular por tu lluvia
aún creo en unicornios,
y que mi pie deja huellas en la tormenta
y que la madrugada tenía vocación de cielo
cuando me sorprendió siendo orilla en tu cintura.
Aún creo que en los filos del viento
se esconde el diálogo de una cama deshecha,
y que para la brisa que agita el cuello del cisne
el amor no habita en la desnudez de la almohada
sino en el rumor de tu sonrisa
cuando la sueño en mi boca.

Aún creo que amándote
aprendí a creer en unicornios.