domingo, 21 de diciembre de 2014

A SANDRA, SIEMPRE.

 Permitidme que el último poema del año
sea para nuestra compañera Sandra,
a quien el destino alejó de nuestra presencia
para que descubriera otros universos.


Tendido quedo,
con el pecho abierto por esos quince minutos
donde acogías mis versos con sonrisas,
tendido en el error
de aguardar palabras que no llegan.
Qué cuchillada de silencio.
Oigo la herida
oigo la insistencia del hueco decisivo  
y me niego a ocupar tu memoria con tristezas.

Desde esta boca aprendiz de poeta
te alcanzaré los vientos, sí, los vientos
y un aire sin huella y quizá dos golpes de mar,
reiremos juntos bajo la última lluvia del mundo
mientras el torso blanco de una manzana cubierta de nieve
finge ser paloma que quieta ama.
Abriremos noches por la cara tímida de la luna
y seremos sueño recién salido de la sangre
de lirio en lirio,
desnudos como el amor siempre
de cielo en cielo.
Cuánto hemos amado, compañera.



                                

jueves, 18 de diciembre de 2014

La sombra que sostiene el universo



En la quietud del silencio busco una pausa,
conocer lo profundo
que nunca será mi nombre
ni la forma en que acogen mis brazos
sino la esencia del pensamiento que no existe
que no se halla.

Cuánta distancia implica la tormenta del grito.
El mundo sucede en la mente que no entiende y desea,
quien muere al hombre respira,
se alza en la energía de un cuerpo que aún no es
para olvidar al pensador y ser.

Y siendo conoces o amas,
creas espacios en la mirada
en la armonía que responde,
entregas vida a la vida.
En la quietud soy sabio,
tan sabio que soy capaz de escuchar
la sombra que sostiene el universo
o el desnudo de la rosa.

Cuando busco el silencio siempre me encuentro
y eternamente,  amo.


                                                                   Basado en las enseñanzas de Eckart Tolle.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Algarabía


Me gusta soñar despacio,
ocupar la tarde con palabras
que no saben a recuerdo. Algarabía.
Algarabía admite cualquier destino
como una colina sin horizonte,
te recibe o te despide sin esfuerzo
con la ilusión de una mano que da.
Si tuviera un hombro donde apoyarme
le entregaría los otoños llenos de gracia
y el azar de mis poemas más audaces,
marcharíamos desnudos
sin otro comienzo que el primer paso
sin otra contienda que conjugar la vida.
Qué algarabía la del sol cuando es caricia.

Me gusta soñar despacio,
recorrer la distancia de una hora
sabiendo que sobran minutos,
de cuando en cuando me permito un pensamiento
después recojo el ocaso, y amo, después.

¿Qué es algarabía?
Respirarte.


jueves, 11 de diciembre de 2014

La mujer del lóbulo dulce

                                         
Yo jugué con él tantas tardes, y siempre,
cuando el día duraba un pensamiento.
Le picoteaba con mi lengua
y se esponjaba, se hacía largo
como un nombre que deseas pronunciar.
Solíamos soñar los jueves,
con un aro se vestía de corsario hermoso
y conquistaba crepúsculos en islas rebeldes,
o fingiendo ser hortensia
teñía las palabras con azules de pétalos
y violetas de cielo.
Al despedirse murmuraba: adiós, señor Cernuda
que Alfredo lleva por nombre,
después, el mundo se hacía horizontal
y dormía en mi hombro
con el querer suave de quien no teme a la vida.
Sólo me mintió una vez,
la mujer del lóbulo dulce se fue con el alma sin pausa
y dijo que ella no me amaba, no le creí.

Todos los jueves sueño con él, y siempre,
aún no le creo.

                                                                                     A Ana Lía, con gratitud.



lunes, 8 de diciembre de 2014

Escribir con tiza es de solitarios


Escribir con tiza es de solitarios
que temen un recuerdo.
Esconden primaveras en su maleta
mordiendo melocotones
con las manos atadas al corazón.
No es fácil ser solitario, lo sé,
hay otro modo de soñar insomnios,
yo prefiero morir en ti
romperme en versos 
besando el olvido donde me guardas.
Me suicidas tanto que ya no sé quién soy.
Ayer te amé con otro nombre
tu boca sabía a desesperación
y poseías el aroma dulce de un pecho recién besado.
Era verano, o sueño
y no encontré el antojo de tu ombligo.
Sólo tus ojos quedan.
¿Qué habrá detrás de la huida?
Quizá versos de tiza.

Te amo tan despacio que a veces pasan los años,
y siempre la vida.



viernes, 5 de diciembre de 2014

A Lorena, que amé antes de que fuera.



Y siendo pluma, o apenas sueño, te hiciste ala
que se abría en arroyos
donde el fuego es alma y tu rostro  viento.
Surgiendo de la luz o acaso de la nada
quiebras las miradas que indecisas se esconden
o se postran
o se alzan ante el misterio de ese vuelo
que dibuja sueños en labios caídos.

Qué hermosa palabra la del dedo que calla.

Recuerdo la vida en ese escorzo,
en el grito incontestable que tu voz acoge
cuando el sonido no es beso en el vaho de la lluvia
ni el espejo comprende la rosa que sientes.
Creo en ti y en la verdad de ese párpado nunca agotado.
Creo en ti cuando ciñes el aire, ya paraíso en tu cintura,
y muestras la osadía de la piel fresca que no olvida pues conoce.
Qué mañana no es brillo en tu sombra.
Me asomo a un pensamiento insólito
como inmenso el mundo que nace universo en tus manos:

Te amé antes de que fueras 
y hoy que eres, tanto orgullo confieso.


                          FOTOGRAFÍA: LORENA LÓPEZ

viernes, 28 de noviembre de 2014

El torso de un sueño o la codicia de un ombligo solitario



Seducido por la armonía
de esa luz que indaga en el deseo
soy piel que ya erizada
ama el torso de un sueño. 
Qué cómodo ser ángulo del brazo que observa
sin atreverse a rozar las lunas de Cáncer.
Respiro con la lentitud que encoge el cielo
para no arrebatar sus sombras,
pues no necesito el orgullo de los labios posados
sino la pureza de un seno tan blanco que de nombre a la tierra.

Podría amarte tantas veces podría
que acostados al azar de los inviernos
olvidarías que somos lumbre o vacío.
Podría amarte tantas veces tantas
sé que podría.
Acércate con la humedad inconfesable de los ríos
exige que te ame en el desorden de la necesidad,
acurrucado en la codicia
que calla siempre un ombligo solitario.

Qué altiva esa nuca tuya
cuando finge no mirarme.


lunes, 24 de noviembre de 2014

Diálogo con Lorca que amó la barba de Whitman



Y surgirán mis dedos como tempestades
tras ese erizo hermoso
que parece un lamento inaudito,
incendiando brisas
donde los mares esconden soledades
engendradas por una pena como de hierba recién segada.

¡Ay, Lorca, crines de ceniza poseía tu muerte!

Y sigo,  allí,  entre pies ya antiguos de naufragios
exclamaré: amadme, pues amo vuestras caderas
que poderosas al conocerse en mis labios
bailarán hasta que las ramas se duerman
con la vena de una amapola sangrando en los dientes.

¡Ay, Lorca, cuántas palomas en tu garganta!

Cuatro manos posaré sobre vuestro aliento hecho gemido,
nunca menos de tres aunque sólo contéis dos,
y agotaremos la eternidad por caricias satisfechas
aferrados a la carne que todo lo goza con ojos transparentes,
un ruiseñor marcará el latido del mundo
mientras las voces imitando a un piano gritarán:
qué primavera oír la canción de otro pecho en un beso.

¡Ay, Lorca, cómo amaste a Whitman en Nueva York!




viernes, 21 de noviembre de 2014

Y fui amor


Y por un instante fui viento,
esencia de nieve sobre el brazo
que aun helado anhela de un rostro su orilla.

Y en lo más hondo de una mano
fui mayo saliendo de abril,
y cielo de un limonero
donde parten las olas y duerme la luna.
Fui mancha en un verso con escamas
y furtivo en la serenidad de esos senos
que enmudecen labios por donde besan lo desnudo.
Fui borde de la estrella que no te llama por el nombre.

Después te vi sentada junto a la rosa
y supe que fui amor. 

sábado, 15 de noviembre de 2014

Habitemos la metáfora


Entre la voz brusca de una mano poco dócil
me excita tu posibilidad,
recuperar los ángulos muertos de tu rostro.

Sí, hablo contigo que me lees añorando la lluvia,
a ti te entregaré amor y olvido
simulando el diálogo eterno de los dioses.
Habitemos la metáfora,  desnúdate en mi boca
hasta convertirnos en un grito que estalle en cristales
incapaces de sostener un pensamiento.
Calla nuestros nombres
yo me ignoro y no ambiciono conocerte
sino deshacer la tregua del naufragio
rompiéndote el pasado a besos,
susurrando sobre tu pecho aún desafiante
que el centro del universo se recoge en tus piernas,
el creador de verbos que juega a ser mente
cuando se le rinde una lengua sin condiciones.

Te inclinas iluminando lunas con el deseo que callas
y mi carne te reconcilia con los gemidos,
empapado en tu saliva soy hombre entre los hombres.
Tuya es toda la memoria de mis labios
y arqueas la espalda con vocación de cicatriz en el aire.
Por un instante amo, amo la belleza de tu laberinto
el vaivén apocalíptico de tus caderas convulsas
las manchas de carmín inmortales.
Tus uñas muestran el precipicio y busco con desesperación el                                                                                                                  [vacío
confundirme en la niebla que cruza tus ojos. 
Las voces exhaustas arrancan metralla del alma
y nos desplomamos con un sabor vehemente en los bordes.

Silencio.                   Silencio.                           Silencio.

Recoge las sombras y olvida la cintura que traspasó la noche,
en el costado soy inhabitable.
Si te extraño siempre podré cerrar los ojos
y recuperar los pedazos de aliento que cayeron al suelo.



sábado, 8 de noviembre de 2014

Bajo la estatura de una lágrima




Te amé en un descuido
las mariposas no se acunaban en los bordes de                                                                 [la nieve
pero había gatos azules por los tejados
y cada sombra poseía la locura de las rosas,
nada nos faltaba en el rostro.
Un silencio nos cicatrizaba la piel
con la saliva tierna
de quien decide suicidarse en otros ojos.


Te amé en un descuido
bajo la estatura de una lágrima que te medía un lamento,
en ella leí tu nombre virgen
y supe que sólo existiría
en la luz del cuello insumiso que tentaba el ancho de mi deseo.


Después, tuvimos tanta vida en los labios
que la eternidad se hizo verano
o cisne
o huella en tu ombligo de ésta mi mano férrea
que me deja vendido ante el recuerdo que irrumpe.


Aunque me cueste confesar aquél aire
te amé,
te amé tan hermosa que oscurecías la tarde.


jueves, 30 de octubre de 2014

Memoria de palabras muertas


Quién decide que hoy sea noche
o que la sangre ingenua
sólo vea asombro en el costado hueco.
Quién decide la lágrima que falta.
Cansado de fabricar pájaros con el dolor
ya no creo en heridas
ni en lunas cortadas con hacha
ni en poetas que no gastaron un suicidio por amor.
Quién decide mi sombra.

Quiero ya dormir en los polos distantes que se invierten
en la rodilla de un poema con voz de profeta,
alejado de bocas
que vendimian por un racimo el vino de todos,
alejado de galaxias que reflejan y no crean.
Dónde está la eternidad con una rosa en la frente
para morir tantas veces
que no eche de menos la vida.
Demasiada soledad en la distancia que separa dos cuerpos.

Ser pecado en tu sonrisa
es cuanto recuerdo,
memoria de palabras muertas.




viernes, 24 de octubre de 2014

Inalcanzable simetría la de nuestros cuerpos



Inalcanzable simetría la de nuestros cuerpos
dices
erguida en la sombra
sin creer en la eternidad de una uva en mi boca.

Yo no siento tu miedo a la luz de otoño
luz que hermosa se abre sin pretexto,
quién dijo que eras ya invierno o ya noche
o ya tormenta en calma,
quién dijo que el sol no me golpea desde tus ojos
o que no quiera entre tus ascuas desnudarme,
quién dijo que amar se conjuga en futuro,
 o que la caricia en el trueno no duerme
después de saberme en tus manos
oscureciendo el deseo con tu voz interminable.

Aun lejana te aguardo
te aguardan mis años todos  
y los tuyos que temes por ser largos de almohada
te aguardo bajo el limonero ebrio de las horas que nos hablan
amando el silencio que levantaste a la palabra
silencio que se desprendió de tus labios
cuando soñaste calmar mi sed mientras negabas el alba.



lunes, 20 de octubre de 2014

Desde la locura


Quizá la locura haya muerto
aunque el pie se niegue a abandonar
los gemidos que consumimos en su huella,
pero qué nos ofrece el olvido                                   más allá de un paisaje sin sangre,
de latidos tenues incapaces de parir una hoguera
donde desgarrar el temor
que impide ser destino en otros labios.

Imagina que azul no es un color
sino el diálogo de tu desnudo
contando noches en la madrugada.
Acaso hay algo más bello
que la languidez de un cuerpo besado.

Imagina que azul no es horizonte
sino la emoción que cabe en una boca
sobre el pecho que encuentra y conoce.
Cuánto viento éramos
al principio de todos los verbos.

Sólo desde la locura
se guardan acacias en los bolsillos
para amar en su sombra.


jueves, 16 de octubre de 2014

Diálogo con las sillas


¡Sólo estoy en ti!
grité anoche con la voz recortando nubes
y nadie contestó,
quizá no había nadie en el otoño,
la casa estaba tan callada
que la intimidad hacía eco en mis hombros.
¡Qué extravío dialogar con las sillas!
Las palabras se acomodan en la madera
sin la curiosidad de un beso que sorprende,
sometidas al capricho de la nostalgia
cuando confiesa su debilidad por un vidrio
o por la inconsistencia de un rostro que inquieta.
El amor se deshiela escondido en la paciencia
y las goteras no invitan a tomar café.

¡Sólo estoy en ti! Grité anoche
y quizá no había nadie en el otoño
ni siquiera yo,
pero buscaba una almohada
para justificar la oscuridad.

A propósito de anoche
agité dos versos y tu nombre cayó en mis manos.



sábado, 11 de octubre de 2014

El valle que calla


 El amor carece de ángulos
de aristas que quiebren la longitud de un beso,
es hermoso en el sabor de un dedo que provoca
y batalla cuando el gemido se hace viento.
Apoyado en él, los mundos se desprenden
y el aliento rueda por el valle que calla
borrando las siluetas de tiza
que el tiempo nos olvidó en la espalda.
Perdona que hable de nosotros pero está lloviendo
y mi silencio te conoce.
Cierro los ojos y aguardo.

Los pájaros de la soledad no cantan
susurran tu nombre.



Fotografía: Klaus Kampert

miércoles, 8 de octubre de 2014

Deconstrucción del Big Bang




Me encontré el conocimiento tirado
como saliva que sobra de cualquier patria,
en su lucidez me hundo y no conozco mi frente
¡Hawking lo sabía y lo callaron!
Le han puesto la voz de un tele-operador
que me persiguió durante años para cambiar de móvil
pero ayer grité la palabra clave: ¡Big Bang!
y colgó.

Sí, el big bang no es el comienzo, fue el final.
¡Todos estamos muertos!
Somos el lamento de aquella expansión
el último sueño de otros hombres proyectado sobre el universo.
¡Qué cruel ser sólo un pensamiento ajeno!

Las emociones eran turbulencias de una idea
luz que no avanza,
no existimos en la mirada sin desorden
ni en la memoria que aún recuerda
ni en los labios que rezaron un te quiero a tu costado tibio.

En este respirar de cristal empañado
ámame, sueño sentido en sombras,
que la oscuridad me oculte donde he vivido.

lunes, 6 de octubre de 2014

La Liturgia del níspero



A veces pienso en incendiarme los ojos
con el rescoldo de una palabra,
o atragantarme con el hueso de un níspero.
También podría cortarme las uñas
con el filo opaco de mi tarjeta Black.

(¿Bukowski se las mordía o se las picoteaba el pájaro azul?)

Prefiero la liturgia del níspero
deleitarme con la turgencia de su carne madura
mientras leo poesía en la red
¡Cuántos peces ignorados!

(¿Los banqueros se las cortan o se las rescatan?)

El níspero se hace lluvia en mi garganta
y su dulzura me dispara a los labios
de alguien a quien amé tanto que ya olvidé.

(Whitman para amar las escondía en su barba)

El hueso se atraviesa y vomito:
“El capitalismo se derrumba aplastando a los necesitados”.
Aún no se sienten los ecos de la guillotina.
Distopía.
Huid de mí,
la muerte debe continuar.