viernes, 29 de marzo de 2013

Terrorismo Financiero



Nos roban el aire y aguardamos mansos de espíritu, rezando para no salir agraciados en el sorteo de desahuciados. Nunca se nos ha dado bien rezar, yo poseo un rosario que odia las letanías, pertenecía a un obispo que prefiere enumerar cuentas corrientes a invocar a los santos. La oración, al contrario que los billetes, no encuentra acomodo en los bolsillos, se doblan los ruegos y se mezclan las intenciones, sobre todo si la aconsejan desde púlpitos celestiales. Clamar a la pobreza desde balcones de oro debería purgarse con penitencia y destierro: 666 padrenuestros y un “comienza dando ejemplo”. El mundo es extenso y la miseria no se combate abriendo las ventanas de palacio para esparcir su hedor.

Añoro otras revoluciones, y quizá hasta el silbido de las balas. El enemigo mostraba su rostro y tú sabías a quién odiabas. En este desaliento que nos dan para desayunar, te esconden su nombre con máscaras compradas en mercados financieros, y no me fío de los apellidos que se empeñan en ofrecernos: crisis, corrupción, recortes. Demasiado repetidos a lo largo de la historia para creer en su culpabilidad. Quien no agradece el roce del poder, siempre ha elegido la compañía de los López, Fernández, incluso de algún García, aunque fuera compuesto. Para esta gente sencilla, la ingeniería macroeconómica es sinónimo de estafa, y sólo se preguntan que si es el fin del capitalismo, ¿Por qué sólo se  salvan los capitalistas?

Nos estamos quedando sin sogas que tensar para que el miedo les obligue a respetarnos. Echo de menos a los mineros que dimos la espalda con un aplauso, y a los obreros que despedimos cuando nuestra burbuja no necesitaba más aire, y a los interinos que fueron al paro mientras mirábamos hacia otro lado, y a los médicos que tachábamos de privilegiados, y a los maestros  defensores de que la educación no es un lujo; ahora los entendemos, cuando comprobamos que nos han enseñado a dividir para que se nos olvidara sumar. Todos juntos sumamos una barrera, por separado seremos la resta de una utopía fácil de saquear.

El plan continúa invadiendo países sin necesidad de mostrar un fusil, la violencia también resulta desagradable para los que no se manchan las manos cavando sepulturas; sus cómplices nos enseñan Chipre, isla de nadie y de todos, tan lejana que sus lamentos se pierden en la avaricia, tan lejana que no se merece una mirada de apoyo. Chipre, otra batalla perdida que, según ellos, nos acerca más al final. Pero si nos miramos a los ojos para unir nuestros miedos, puede que sea el principio. Que no te engañen, la solidaridad no es un sueño, es una obligación.

Cuando no permitamos que nadie juegue con nuestra hambre, seremos libres.    
      
   

martes, 26 de marzo de 2013

No Hay Percheros En El Cielo


No hay percheros en el cielo, quizá porque la gente va a pecho descubierto, no necesita esconder nada.

No hay móviles y sin embargo hablas. Ni tampoco atascos de coches, sólo tráfico de almas.

Allí el amor es a tumba abierta. Y yo desperté en tu mañana.

No hay percheros en el cielo, ni denuncias por robarte un beso de madrugada. No hay barro en los sueños, ni los inviernos requieren bufanda. Gauguin pinta nubes nativas y Whitney canta sin guardaespaldas. La primavera no abandera deseos y hay siete lunas, una para cada día de la semana.

No hay percheros en el cielo. Y yo desperté en tu mirada.   

sábado, 23 de marzo de 2013

Tu Amor No Me Llega A Fin De Mes


Entre la hipoteca de tus caricias y las escasas propinas de tu cariño, he llegado a la triste realidad de que tu amor no me llega a fin de mes. A pesar de que busque en el monedero algún beso guardado tras un momento de felicidad, siempre me encuentro mendigando un trozo de sentimiento que alivie la penuria de tu interés.
Ayer me sorprendí mordisqueando un “te quiero” ya duro que me soltaste el día tres. Con sinceridad, estaba rancio. Para esta noche había reservado un “mañana lo hacemos”; no porque lo dijeras con pasión, ya que aprovechaste un bostezo para que el aire lo trajera hasta mí, sino porque implica una promesa. Soy tan infantil que aún creo que las promesas se hacen para cumplirlas.

Dicen los entendidos que el hambre de amor adelgaza el corazón. Y como no soporto la estricta dieta que me impones, te he hecho la maleta con todo lo que me has entregado estos años. No te preocupes, pesa poco. La generosidad no es una cualidad en la que destaques y tú, cada día, te pareces más a la prestación por desempleo: siempre eres insuficiente. Te he metido un cepillo de dientes, un par de mudas y un “mi vida empieza contigo” que pronunciaste con lengua de trapo por los cinco mojitos que te habías tomado en aquella playa del Caribe. Qué diferentes somos, ahora mi vida empieza sin ti. Te prometo que no lo voy a sentir, y yo sí cumplo mis promesas.

Tu amor no me llega a fin de mes.

P.D. Llama a tu hermana que te has quedado huérfano. ¡Vaya día, hijo!

miércoles, 20 de marzo de 2013

Líbero


el agua palpita en mis pulsos
que no son sangre

por eso camino y no se ve la herida
que mana agua
clara y difusa

tan vacíos mis puertos
sin tus velas
compitiendo con las nubes
en blancas regatas
sobre el cristal

nunca toqué tu pelo
y sigo contando tus cabellos
uno a uno
en mi memoria

                                                                  Morgana de Palacios

http://ultraversalia.blogspot.com.es/



martes, 19 de marzo de 2013

Nadie Es Como Tú


A todos se nos otorgan obsequios únicos para asistirnos en llevar a cabo el propósito individual de nuestra vida. 

Esta es la razón por la cual de nada sirve compararnos con la persona que está a nuestro lado. 

La comparación te aleja de ser la mejor versión de ti mismo. 

Lo que tienes para ofrecer nadie más podrá tenerlo nunca, 
porque nadie más es como tú.
                                                                                                
                                                                                    Yehuda Berg


http://lospasosdelalma.blogspot.com.es/

domingo, 17 de marzo de 2013

No Permitas Que Te Roben El Arco Iris


No sé si leéis alguno de esos periódicos que callan más que cuentan y después pasan el cepillo a la salida de misa, pero aunque no nos lo digan, nos están estafando. El fin de semana pasado me fui a la playa y había desaparecido. Nos han cambiado el mar por un barreño de plástico azul, no es tan profundo pero la gente se conforma porque moja las decepciones y hace olas con los dedos que aún no han empeñado; las montañas que ascendíamos para respirar optimismo nos las han cambiado por un solar que da al cementerio, así nos consolamos por no haber pedido alojamiento en sus cuartos con vistas a la eternidad; y la solidaridad por dos sombras de sospecha contra los que gritan ayuda, más una frase de apoyo a la individualidad.  
Según pude oír cuando volvía de un parque que han privatizado por la mala gestión pública de los bancos con sombra, nos quieren robar hasta lo que ignorábamos que era nuestro: la dignidad. La llevábamos en un bolsillo, envuelta en papel de recortes,  pero nunca la habíamos visto porque sólo disponíamos de tiempo para obedecer y trabajar por encima de nuestras posibilidades.
Después de mucho meditar he llegado a la conclusión de que lo mejor es dárselo todo. Entregadles la nómina del paro, la foto de marinero sin barco de vuestra primera comunión, y los cubitos de hielo con la cara de vuestras amantes que habíais congelado en la memoria. Todo. El deseo que hipotecaste con el matrimonio, la mecedora con reuma y el perfume de Charlize Theron que te echas por la noche para soñarte como ella. ¡Todo! El boleto del euromillón que no te tocó por seis números, la primera caricia que guardaste entre los poemas de Machado, y el collar de perlas falsas que en tu cuello parecen auténticas.  ¡Todo menos el arco iris!  

No permitas que te roben el arco iris. Crucemos el puente que nos tiende a ese mundo de colores y olvidemos esta tierra en blanco y negro que nos propone su ambición. Allí las nubes son limpias como versos en blanco, y la gente lleva sonrisas en los bolsillos para compartir su felicidad, y los besos no necesitan operaciones de estética para parecer de película. Allí la propiedad más valiosa son los sentimientos, y las ventanas se abren hacia las ilusiones, y los árboles te cuentan leyendas de pájaros sin nido. Allí la pasión no es un sueño, y un sueño no es una locura, y una locura no es una enfermedad sino una palabra que te ayuda a olvidar la timidez.

Allí los labios no engañan con la verdad, y el amor se ciñe con ternura a tu cintura.

No permitas que te roben el arco iris.      

martes, 12 de marzo de 2013

El Desamor No Es Eterno


Me refugié en los pliegues de mi soledad para no escuchar  promesas del viento. Me refugié de esas palabras de nieve que sólo dejan escarcha en el diccionario de mis sentimientos, de los besos abandonados en la oficina de objetos perdidos, de las sabanas con  la pasión planchada por la frágil memoria de un arañazo en el tiempo. Pero ayer te vi entrar en mi vida, y en tu mirada he descubierto que el desamor no es eterno.

El desamor no es eterno y yo tengo miedo. Miedo de sentir tu lluvia en mi cuerpo, de volver a entregar mis sueños a otro sueño, de venderte un infierno que a tu lado se disfraza de cielo. Y me gustaría gritar que te quiero, alquilar mi soledad o colgarla del perchero. Me gustaría amarte inventado un amor nuevo, un amor sin el contrabando del misterio, sin emociones gastadas y sin más armas que el filo de tus besos, con tres lunas llenas, una estrella sin puntas y dos deseos: tu boca siempre en mi boca y miles de sonrisas levantando el vuelo.

En tu mirada he descubierto que el desamor no es eterno.

En tu mirada, he sentido miedo.

sábado, 9 de marzo de 2013

El Día Que Me Convertí En Brad Pitt (2ª Parte)


Siempre he pensado que tenía un cuerpo que no me merecía. Yo nací rollizo, después fui gordito, repolludo, cebado, y acabé siendo rechoncho. En otras palabras, que he vivido con complejo de globo aerostático. Y no es por falta de cuidados, si no hacía deporte no era producto de mi cobardía ante el esfuerzo físico, sino a la dificultad de introducir un cuerpo amorcillado en una camiseta sin que las costuras me hicieran llagas. Pero a pesar de ese ligero inconveniente yo era feliz. Me sentaba en un banco y podía observar atentamente a todas las mujeres que pasaban, sonreírlas, alegrarme por su belleza, incluso soltarles algún piropo elegante la tarde que me encontraba valiente. Jamás ocurrió nada. Ninguna se volvió para darme las gracias por el halago. Sin embargo, ahora, embutido en el cuerpo de Brad Pitt, mi vida se ha convertido en un infierno. Cualquier mujer comprendida entre los quince y los ochenta años me acosa sin rubor, y no hace falta que diga nada, ni que sea simpático, ni ocurrente, ni que las provoque con una mirada de complicidad. Amigos, sé que esta confesión os va a doler, pero es mentira que las mujeres aprecien el buen humor y la inteligencia, lo dicen para quedar bien delante de sus parejas, son unas falsas, unas hipócritas, unas arteras. Cualquiera de vuestras mujeres, esas que adoran que las hagáis reír por encima de cualquier otra cualidad, o que las asombréis resolviendo una ecuación imposible, serían capaces de dejar que os dedicarais a la política si eso les permitiera engañaros conmigo. Bueno, conmigo no, con Brad Pitt que ahora soy yo. Anoche, cuando me sacó a pasear mi mujer, la vecina del segundo se me agarró a un muslo y tuvimos que llamar al Samur para que se desenganchara. Y el problema no acabó ahí, cuando llegaron con la ambulancia, la enfermera me reconoció y se empeñó en hacerme el boca a boca porque, según ella, la presión que ejercía la lapa de mi vecina, me iba a cortar el flujo sanguíneo y no tardaría en desmayarme. Con el escándalo y las voces se amplió el corrillo. Una sexagenaria que paseaba con su marido, le puso la zancadilla para que los del Samur le atendieran por la caída, y aprovechando la confusión se agarró a mi cintura al grito de: ¡Por ti mato! Mi mujer, incapaz de contener la avalancha, llamó a los bomberos, y mientras llegaban, un grupo de quinceañeras se subió por mi cuerpo, como si fuera una cucaña de feria para cortarme un trozo de pelo. Acabé en el suelo, rodeado de deseo y lujuria, soportando tirones de pelo y besos aventosados de la anciana que había perdido la dentadura en el forcejeo. Os juro que no conté ni un chiste para hacerme el gracioso, ni siquiera pude desarrollar el teorema de Pitágoras.

Cuando llegaron los bomberos y amenazaron a las mujeres con las hachas, pude zafarme de su acoso y huir hacia mi casa, aunque antes tuve que emplearme a fondo para convencer a un bombero, que quería comparar nuestras mangueras, de que yo no tenía ni jardín.

Como podéis ver es muy duro ser un hombre objeto. Yo echo de menos mi físico de antes. Sí, tendría sus tropezones, sus morcillitas, sus asas, pero al menos podía salir a la calle con tranquilidad. No os imagináis la suerte que tenéis de no ser Brad Pitt.

Por cierto, otro mes más sin que estrene ninguna película, tanto silencio comienza a preocuparme. ¿Cómo le ira la vida en Hollywood con mi cuerpo?

P.D. Mi mujer ya no me quiere sacar de casa ni por la noche. El infierno continúa.
   

viernes, 8 de marzo de 2013

Algo Muy Grave Va A Suceder En Este Pueblo


Os dejo un relato de Gabriel García Márquez en la semana de su cumpleaños. Felicidades, Gabo. 

Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde:
-No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.
Ellos se ríen de la madre. Dicen que esos son presentimientos de vieja, cosas que pasan. El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice:
-Te apuesto un peso a que no la haces.
Todos se ríen. Él se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla. Contesta:
-Es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo.
Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mamá o una nieta o en fin, cualquier pariente. Feliz con su peso, dice:
-Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un tonto.
-¿Y por qué es un tonto?
-Hombre, porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo.
Entonces le dice su madre:
-No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen.
La pariente lo oye y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero:
-Véndame una libra de carne -y en el momento que se la están cortando, agrega-: Mejor véndame dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado.
El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar una libra de carne, le dice:
-Lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas.
Entonces la vieja responde:
-Tengo varios hijos, mire, mejor deme cuatro libras.
Se lleva las cuatro libras; y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor. Llega el momento en que todo el mundo, en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde, hace calor como siempre. Alguien dice:
-¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo?
-¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!
(Tanto calor que es pueblo donde los músicos tenían instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la sombra porque si tocaban al sol se les caían a pedazos.)
-Sin embargo -dice uno-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.
-Pero a las dos de la tarde es cuando hay más calor.
-Sí, pero no tanto calor como ahora.
Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz:
-Hay un pajarito en la plaza.
Y viene todo el mundo, espantado, a ver el pajarito.
-Pero señores, siempre ha habido pajaritos que bajan.
-Sí, pero nunca a esta hora.
Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.
-Yo sí soy muy macho -grita uno-. Yo me voy.
Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde está el pobre pueblo viéndolo. Hasta el momento en que dicen:
-Si éste se atreve, pues nosotros también nos vamos.
Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo.
Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice:
-Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa -y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.
Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, clamando:
-Yo dije que algo muy grave iba a pasar, y me dijeron que estaba loca.
                                                   
                                                                                                              GARCÍA MÁRQUEZ

miércoles, 6 de marzo de 2013

La Belleza Y La Magia



A cambia la apariencia de las cosas según las 

emociones.

Y así vemos la magia y la belleza en las cosas,

pero lo que sucede es que la belleza y la magia

están realmente en nosotros mismos.
                                                                               
                                                                        Khalil Gibran

lunes, 4 de marzo de 2013

Las Olas Y Las Personas


Desconozco si las olas son amigas o simplemente transitan juntas por obligación. Supongo que algunas no se dirigirán ni la espuma y otras tendrán una relación húmeda. Las hay que avanzan hacia la playa con una cadencia suave, incluso cariñosa, que te saludan con mimo dispuestas a hacerte el baño más agradable. Pero también las hay orgullosas, dominantes, esas que rompen contra tu espalda y te sumergen con sus brazos arremolinados para demostrarte que en su seno mandan ellas. Las hay traidoras, olas que se esconden en la resaca y te golpean cuando estás luciendo un cuerpo cincelado con bollería camino de la toalla; y corruptas, en su interior esconden sobres llenos de algas, comisiones de alquitrán y restos de preferentes marineros,  que te echan a la cara porque saben que su final está cerca y no hay marea que las rescate. Después están las olas guarrillas, que te rodean fingiendo amor y de repente descubres en su espalda un preservativo que ha naufragado en una aventura ajena a tu piel, o una compresa decidida a absorber líquidos sin tanto linaje, o un bulto sospechoso flotando amenazador, y que lo mismo puede ser la aleta de un tiburón que el descanso de un estreñido, en cualquier caso te obliga a salir corriendo y a pensarte dos veces lo de volver a esa playa. He dejado para el final  mis preferidas,  las olas alegres, esas que navegan hacia ti sin rubor, sin esconderse, sin necesidad de presumir; olas que te permiten saltar divertido hacia su cresta y luego se arremansan con dulzura en tus muslos confirmando que ha sido una experiencia tan deseada como maravillosa. 
  
Las personas somos totalmente diferentes a las… esperad, dejadme un segundo.

Pensándolo bien, qué cara de marejadilla se os está poniendo.

domingo, 3 de marzo de 2013

Colecciono Sueños Envueltos En Hojas De Olvido


Colecciono sueños envueltos en hojas de olvido. Sueños que desfilan incesantes soñándose vivos, sueños de amantes reflejados en espejos lascivos, y algunos de bohemios a los que el tiempo ya ha vencido.
Sueños de flores con pétalos inmortales, de viejos canallas que desechan la ternura, de pasiones ocultas por ciertas vestales y de princesas sin reino en busca de aventuras.

Colecciono sueños envueltos en hojas de olvido.

Tengo el que soñaste ayer por la mañana, y el que arrojaste con miedo a la basura; el del crápula que se esconde tras la sotana, y el de la mujer fiel que tacha su afán de locura. Sueños tuertos escondidos en el egoísmo y heroicos que comparten los más osados. Sueños rotos de algún enamorado y hasta sueños de mí mismo.

Colecciono sueños envueltos en hojas de olvido. Todos son iguales, y ninguno se ha cumplido.   

sábado, 2 de marzo de 2013

He Tatuado Tu Rostro En Mi Sombra



He tatuado tu rostro en mi sombra, por si la memoria olvida tu nombre.

Los daikiri son tan peligrosos en verano que Hemingway aún sigue preguntándose por quién doblan las campanas,  cuando  yo jamás he preguntado por qué estás ahí, a mi lado. Será amor. Un amor que se ofrece como descanso, como compañero de viaje hacia ese reino en donde las nubes no se acuestan por la noche, en donde no hay unicornios porque no los necesitamos, pero sí besos de espuma, y caracolas de bronce, y tus brazos recogen girones de viento que me acunan al atardecer cuando la libertad se entretiene en tu cuerpo, igual que yo.    

He tatuado tu rostro en mi sombra, por si la memoria olvida tu nombre.

Grita conmigo para abandonar su cielo, un cielo que mientras nos roba los sueños se ha olvidado de amanecer, en donde los océanos se niegan a despertar y la pasión se ha convertido en metáfora. Un cielo que no tolera que cada día me regales nuevos universos en tus ojos.  

He tatuado tu rostro en mi sombra porque cuando miro a mi alrededor, siempre estás tú.